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Capítulo Siete – El Anticristo

Currículo
Respuesta para Estudiantes
111
TEXTO: Apocalipsis 13:1-18; 14:9-11

Ernesto nunca se había sentido tan sólo. Sus padres y su hermano se habían ido. ¡Idos! ¡Raptados! ¡Y él se quedó atrás! El terror frío que abrazaba su corazón se sentía como un cuchillo que cortaba y revolvía en su interior.
Volviendo al radio, él descubrió que los primeros reportes estaban entrando. Luego todas las transmisiones regulares fueron interrumpidas según que reportes tras reportes eran analizados y discutidos. ¿Qué significaba todo esto? Ernesto lo sabía, y también varios más. Varios de ellos tuvieron la oportunidad de dar su punto de vista por el aire.
El día domingo pasó lentamente. Ernesto sólo permanecía acostado sobre su cama entumecido sin esperanza y desesperado, escuchando la radio. Él trató una vez de llamar por teléfono a algunos de sus amigos, pero las líneas estaban ocupadas él no podía comunicarse con nadie. Él ni siquiera intentó llamar a sus abuelos, o sus tías y tíos, él sabía bien que ellos también se habían ido.
El lunes cuando Ernesto sintonizó la radio oyó una noticia espantosa. De una noche a otra, un nuevo líder mundial emergió. Asombrosamente, las cabezas de gobiernos alrededor del mundo aceptaron su asenso al poder de buenas ganas, casi como si ellos sabían lo que estaba por venir. Pocas horas más tarde, Ernesto escuchó el discurso de inauguración del nuevo líder. Él era un conferenciante poderoso y persuasivo. Obviamente un hombre muy inteligente, él parecía comprender todos los problemas del mundo perfectamente y tener un entendimiento sólido de cómo resolverlos. Ernesto fue impresionado y movido por sus palabras.
Sin embargo, Ernesto empezó a sentir escalofríos en su espalda. No sólo se estaban estableciendo un nuevo gobierno mundial y orden económico, sino que el hombre también dijo que toda la humanidad estaba a punto de dar un paso gigantesco hacia adelante en la evolución. Él decía que estaba amaneciendo una nueva era en la que la raza humana daría paso hacia a delante a un entendimiento más alto que traería verdadera paz y entendimiento entre toda la gente.

VERSO CLAVE:
Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo. — Apocalipsis 13:8

Con horror Ernesto vino a darse cuenta que él estaba escuchando al Anticristo. Pero lo que era aun más horrible era que él se encontraba atrapado en un hechizo extraño que parecía crecer más poderoso con cada frase que el líder hablaba. Este hombre no sólo sonaba convincente, él sonaba casi como que él era más que humano. Especialmente cuando explicaba al mundo que él era el responsable de la desaparición de aquellos que eran verdaderos seguidores de Jesús Cristo. Ernesto apenas podía creer sus oídos mientras él escuchaba al Anticristo decir que él había enviado a esa gente a otra dimensión. Él decía que ya que ellos eran un impedimento al paso hacia arriba en la escalera de la evolución, ellos debían evolucionarse por un tiempo en aquella dimensión. Luego ellos serían traídos de nuevo. ¡El Rapto era poderosamente explicado!
Sin embargo, lo que siguió, hizo que Ernesto se sintiera enfermo en el estómago. El Anticristo hablaba de una venidera iniciación hacia una gloriosa Nueva Era. Aún que él la oía ser descrita en palabras florecidas y términos convincentes, Ernesto sabía a lo que él se dirigía—¡la marca de la Bestia! Sin embargo, el discurso terminó sin haberse mencionado nada de eso. Apagando la radio, Ernesto comenzó a llorar incontrolablemente mientras el terror del futuro se apoderaba de él.
En los días siguientes, Ernesto pasmado, miraba las noticias que todos se caían unos sobre otros con alabanzas hacia el nuevo líder. La gente por todo el mundo estaba estética acerca de la perspectiva del futuro. Líderes de las varias religiones del mundo cantaban las glorias de éste hombre asombroso. ¡Aun bien conocidos, profesantes cristianos hablaban en términos brillantes del Anticristo! Ernesto no lo podía creer. ¿No se daban cuenta quién era él? ¿Cómo puede la gente, que debe saber lo que dice la Biblia, estar tan ciegas? Pero mientras el tiempo pasó, él comenzó a pensar que tal vez habían sido sus padres los que se habían equivocado. A pesar de todo, el mundo prontamente se movía hacia una unidad la cual él nunca antes había visto o se había imaginado que sería posible.
Luego vino el anuncio. Todos, en el mundo alrededor, deben reportarse al centro de la Nueva Era más cercana para instrucciones acerca de la nueva religión mundial. Después de una semana de enseñanza, una iniciación personal se llevaría a acabo. Se esperaría que cada persona le prestará total lealtad al nuevo líder. Si se oponían a hacerlo, no les sería permitido comprar ni vender ni recibir salarios.
Ernesto se dirigía al centro de toda la gente, él se sentía como una oveja del rebaño. Algo le carcomía en su interior, diciéndole que tal vez él no debía ir. Le parecía como si aún él no tenía otra opción. Si él no iba, no le sería posible comer. Además toda esa cosa acerca del Anticristo probablemente era un simple cuento de hadas. Este nuevo líder era un hombre increíblemente estupendo y era obvio que por causa de él el mundo iba a ser un lugar mejor. Así que Ernesto continuó con el entrenamiento fascinante.
Cuando llegó el tiempo de su iniciación, Ernesto estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por su nuevo líder. Él hizo un juramentó como era requerido y luego firmó un pacto. Después de esto, fue conducido a otra habitación donde la marca le sería aplicada. Se le preguntó si él prefería que la marca fuese aplicada a su frente o en su mano. Ernesto extendió su mano a la mujer que tenía una máquina marcadora. Poco antes que la marca fuese aplicada, Ernesto haló su mano para atrás. Sin decir una palabra, la mujer miró a Ernesto. Sonriéndose y sacudiendo la cabeza, Ernesto extendió otra vez su mano. La marca fue aplicada. Ahora Ernesto era totalmente uno con el Anticristo.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Quiero Yo Estar Aquí?