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¿Responderás?

Currículo
Respuesta para Estudiantes
42
TEXTO: 1 Samuel 3:1-10; Isaías 6:1-8

Los episodios de la vida real de los hombres y las mujeres nos confirman que la oración sí funciona.

¿QUÉ SUCEDE cuando suena el teléfono en tu casa? ¿Te quedas sentado esperando y esperas que deje de timbrar? O, al primer timbrazo ¿corren todos a contestar la llamada?
Contestaremos el teléfono porque tenemos curiosidad por saber quien nos llama, y que quiere esa persona. ¿Cómo te sientes cuando levantas el auricular, pero es muy tarde? ¡Te han colgado! Y solo escuchas un tono. Piensas en qué querían, o qué pensarán, ¿quién llamaría?
¿Sabes que alguien te está llamando? No por el teléfono, pero con “voz suave.” Este llamado es de Dios. Y de seguro es un llamado que no quieres perder.
Dios usa diferentes formas para llamar a las personas. Puede llegar a alguien que se sienta en un servicio de la iglesia, en una frase de alguna canción, o parte de un testimonio. ¡La Palabra parece estar viva, y de pronto el que escucha se da cuenta que el mensaje es para él! Esto es que Dios está usando la canción o el mensaje o testimonio para hablarle a su corazón.
Dios quiere que todos seamos salvos, y usará cualquier manera que Él pueda para conseguir nuestra atención. Él hace que sintamos convicción o culpables por nuestros pecados. Ese sentimiento de intranquilidad que se siente en el interior de uno nos hace reconocer que lo que hacemos no le agrada a Dios. Cuando sentimos convicción, esa es la forma en que reconocemos que Dios nos llama.
En ocasiones Dios nos habla con voz audible. La Biblia nos habla de un muchacho que oyó la voz de Dios llamar su nombre. La madre del muchacho, llamada Ana, había orado y le rogó a Dios por un hijo. Ella prometió que si Él contestaba su oración, entonces ella lo devolvería cuando estuviese lo bastante grande para partir de su lado. Dios oyó su oración y le dio un hijo. Ella le llamó Samuel.

VERSO CLAVE: Yo responderé cuando el Señor llame.
Habla, Jehová, porque tu siervo oye. — 1 Samuel 3:9

Cuando Samuel creció, Ana no olvidó su promesa. Ella cumplió su promesa llevando a Samuel al Templo, dejándolo allí para que ayudara al Sacerdote Elí. La Biblia dice que Samuel creció y amó a Dios. Cuando Elí pedía la ayuda de Samuel, Samuel siempre estaba dispuesto. Cuando Elí le llamaba él venía corriendo.
Una noche, después que Samuel y Elí habían ido a dormir, Samuel escuchó que alguien le llamaba por su nombre. Él corrió donde Elí y dijo: “Heme aquí.” Elí le dijo: “Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.” De modo que Samuel volvió a la cama. Después de un momento, él volvió a oír la voz de Elí llamándole. Se levantó y corrió donde Elí y dijo: “Heme aquí, me llamaste.” Una vez más Elí le dijo: “Yo no te he llamado. Vuelve a acostarte.” Samuel volvió a la cama, pero ahora, comenzó a preguntarse que era lo que sucedía. Él estaba consciente de que en dos ocasiones alguien le había llamado. Si no era Elí, ¿quién podía ser?
Él se acostó de nuevo, escuchó su nombre por tercera vez. Se levantó de prisa una vez más y corrió a Elí y le dijo: “Heme aquí; oí tu voz llamándome.” Esta vez, Elí entendió que realmente alguien llamaba a Samuel, y se dio cuenta que era Dios. Él le dijo a Samuel que volviera a acostarse, y que sí escuchaba su nombre de nuevo, debía de responder, “Habla Señor, que tu siervo oye.”
Samuel volvió a su cama de nuevo. El llamado volvió al igual que las veces anteriores. Samuel contestó como Elí le dijo que hiciera, y el Señor le dio un mensaje.
¿Has respondido el llamado de Dios en tu vida? ¿Has sido salvo de tus pecados? ¿Has sido santificado? ¿Has sido bautizado con el don del Espíritu Santo? Si has recibido estas experiencias de parte del Señor, has comenzado a responder a Su llamado. Muchas personas han vivido toda su vida escuchando el llamado de Dios, pero todavía no han respondido. Ellos lo hacen a un lado y dicen: “Yo lo haré algún día, pero no ahora.” El mejor momento para responder al llamado de Dios, es cuando un es joven.
Después que somos salvos, Dios nos llama a caminar más cerca con Él. Cuando lo tenemos en nuestros corazones, le escucharemos cuando Él nos hable. Dios no siempre nos habla en voz audible como cuando llamo a Samuel, pero Él le puede hablar a nuestro corazón cuando leemos nuestra Biblia y oramos.
Si vivimos para Dios, y estamos en estrecha comunión con Él, entonces Él nos llamará para servirle. Cuando Samuel respondió a Dios esa noche hace mucho tiempo, Dios le dio un trabajo que hacer. Dios tiene un trabajo especial para cada uno de nosotros.
Dios llama a las personas para hacer diferentes tipos de trabajo. Él guía a algunos a consagrarse para ser predicadores, o misioneros, o maestros de Escuela Dominical. Pero esos no son los únicos trabajos para los cuales Él necesita obreros. Él tal vez te llame para ser obrero del altar, o para visitar a los enfermos y a los presos. El patio de la iglesia necesita ser atendido. El tablón de la Escuela Dominical tal vez necesita ser decorado. ¿Cantas? ¿Tocas un instrumento? Hay mucho trabajo que hacer para el Señor.
Responde al llamado de Dios, primero, para salvación y para a una experiencia más profunda de santificación y bautismo del Espíritu Santo, luego por un caminar más cerca con Él. Si así lo haces, disfrutarás de las bendiciones que Él tiene para ti durante toda tu vida, y la vida eterna con Él de ahora en adelante.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: El Llamado de Dios a Samuel