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¿Jesús Todavía Sana?

Currículo
Respuesta para Estudiantes
162
TEXTO: Isaías 53:1-5; Marcos 5:22-42; Santiago 5:13-16

¿La madre de Kandy estaba enferma, y ella quería saber si, Jesús todavía sana?

“MAESTRA JUDITH,” preguntó Dulce, “Es verdad toda esa cosa que se dice de la sanidad?”
Su maestra de escuela dominical mirando perpleja. ¡Pues, por supuesto que es verdad!
“Bueno, me refiero que era verdad en los tiempo antiguos, como la historia que estudiamos hoy acerca de cuando Jesús sanó a la niña, a una señora y todos los demás. Pero tú acabas de decir que Jesús todavía sana hoy.”
“Es cierto Él lo hace, Dulce. Jesús nunca cambia. Él nos ama y sabe que llegarán momentos en que nos enfermaremos o nos golpiaremos. Él se hizo cargo de la situación proveyendo sanidad para nosotros.”
Dulce aún no estaba convencida. “¿Dónde en la Biblia dice que Jesús puede sanarnos hoy? Yo quiero leerlo.”
“Está bien, Dulce, podemos hacer eso. Busca en la Biblia el capítulo cinco de Santiago.” Ella dio una mirada a las otras muchachas en la clase, quienes estaban escuchando la conversación. “¿Por qué no todos abren sus Biblias a ese capítulo? Santiago es el libro que sigue a Hebreos.” Ella pausó por un momento mientras buscaban en sus Biblias. “¿Lo encontraron? bien . . . miremos el verso catorce. Dulce porfavor, lee en voz alta.”
Dulce comenzó: “¿Está alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con aceite en el nombre del Señor.”
“Cuando ella pausó,” su maestra le dijo, “continúa leyendo el verso que sigue.”
“Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
“¿Pero esto no fue sólo para aquellos días?” Dulce preguntó mientras levantaba su cabeza. “¿Cómo sabe usted que Dios todavía sana?”
La maestra Judith cerró la Biblia sonriendole a Dulce. “Sé por experiencia propia. Hace poca más de un año nuestra pequeña Mireya estaba muy enferma. Tuvo fiebre muy alta por unos días, y nosotros estabamos desesperados. Esa noche llamamos a los ministros, y les pedimos que vinieran a orar por ella. Diez minutos después de la oración, la temperatura había bajado dos grados. Y en una hora su temperatura había bajado al normal. Ella durmió toda la noche y al otro día estaba bien—sólo un poco débil. ¡Dios todavía obra hoy en día!

VERSO CLAVE: Jesús me sana cuando yo estoy enferma.
Yo, yo soy vuestro consolador. — Isaías 51:12

Cuando ella terminó de hablar, la campana sonó, y se reunieron para cantar. Pero después de la Escuela Dominical, mientras la maestra Judith arreglaba su clase, ella vio a Dulce en los alrededores con una expresión de preocupación en su rostro. Dirigiéndose a ella, puso su brazo alrededor del hombro de Dulce. “Estás preocupada por algo Dulce. ¿Hay algo que pueda hacer para ayudarte?
Dulce inclinó la vista. “Bueno . . . no sé. Tiene que ver con mi mamá. Usted sabe que ella ha estado enferma—usted fue a visitarla la semana pasada. Pero ha empeorado. Anoche escuché al doctor y mi padre hablando y dijeron que ella no está respondiendo al medicamento que se le está suministrando. Nada parece ayudarla.”
La maestra Judith acercó a Dulce a una silla y se sentó a su lado. “Sabes, yo pensé durante la clase que tú pregunta relacionada a la sanidad tenía algo que ver con la enfermedad de tú mamá, pero no quise preguntar delante de las otras muchachas.” Ella pausó y luego continuó. “Dulce tú estas salva, ¿verdad?"
“Seguro. Yo me salvé el año pasado durante la campaña de jóvenes. Dios me ha ayudado desde entonces.
“¿Tú crees en la palabra de Dios; de veras tú crees que tú mamá puede ser sanada?"
“¡Pero maestra, mi mamá no es salva! Ella ha orado varias veces, pero . . . ella dice que es diferente para ella.”
“Dulce la Biblia no nos dice que Jesús sólo sanó a aquellos quienes creen en él. Dios puede sanar a tu mamá también. Habla con tu mamá y ve si ella está de acuerdo que el pastor vaya a orar por ella esta tarde. Entre tanto haré una petición y la iglesia completa estará orando por ella. Tú, Dulce, sólo cree en que Dios es el mismo ayer, hoy y siempre. Sí Él es creador de la vida, pues, puede sanar las enfermedades que afectan nuestras vida.
El siguiente domingo, la maestra Judith empeso su clase mirando a Dulce. “Dulce, tú hiciste varias preguntas la semana pasada con relación a que si Dios puede sanar a la gente hoy. ¿Puedes decirle a la clase que sucedió esta semana?”
“De seguro lo hare,” dijo ella en voz alta. “Tal vez algunas de ustedes saben que mi mamá ha estado enferma. Me enteré la semana pasada que los doctores no daban seguridad de que a ella no le quedaba mucho tiempo de vida. El domingo pasado estaba muy enferma, y por eso hice tantas preguntas en cuanto a la sanidad. Me preguntaba si de veras Dios podía ayudar cuando los médicos no habían podido hacer algo.
Pues, el domingo pasado, después de la clase yo hablé con la maestra Judith, y ella me dijo que el pastor iría para orar por mi mamá, y que ella haría una petición para que se orara por ella. Aquella tarde llegó el pastor en compañía de otro pastor y la maestra Judith, y oraron por mi mamá.
Esa noche ella durmió por primera vez en muchas días. Al día siguiente ella se sintió más fuerte que en semanas anteriores, y hasta quiso levantarse de la cama. Mi padre llamó a los doctores y a mama le hicieron una serie de pruebas y análisis, y dijeron que ella lucía bien. No hallaron nada anormal menos que ella estaba un poco débil. ¡Dios la sanó!
Después de la clase, Dulce tenía una buena noticia más para su maestra. “La mejor noticia es que dice mi mamá que tal vez ella y papá vendran a la iglesia. Ella ha estado orando. Ella reconoce que fue Dios quien la sanó.”
La maestra Judith abrazó a su estudianta. “¡Eso es maravilloso Dulce! Continuaremos orando por todos ustedes. Yo creo que Dios obrará otro milagro.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Un Toque Especial