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Cuéntame la Historia Otra Vez

Currículo
Respuesta para Estudiantes
160
TEXTO: Génesis 6:5-22; Hebreos 11:7

La protección de Dios sobre su abuelo causó una gran impresión en Joey.

“PAPÁ, CUÉNTAME OTRA VEZ acerca de la ocasión cuando el bote del abuelo se hundió,” rogó José.
“José,” su padre riendo a gusto, “¡tú has de haber oído esta historia como 100 veces! Pero con razón te gusta. La manera cómo Dios protegió a tu abuelo de veras es emocionante. A penas yo tenía cinco años cuando esto ocurrió, pero aún recuerdo cuando él llegó el siguiente día y nos contó lo que había sucedido.
“Tu abuelo estaba enfermo, pero un hombre de negocios en la ciudad necesitaba de sus servicios para cruzarlo por el Estrecho de Juan de Fuca al Puerto Townsend de Washington. Tu abuelo tenía un bote de pesca viejo con un motor pequeño, pero todavía servía.”
“Durante el trayecto, el hombre de negocio se burlaba de tu abuelo. ‘Señor Green, usted dice que es cristiano. ¿Entonces por qué está usted enfermo? Si la religión es tan buena, ¿por qué usted no vive una vida sin problemas? Ciertamente sin que usted esté enfermo y tosiendo ¿cómo su Dios no cuida de usted?”
“Tu abuelo sencillamente le contest: ‘Dios toma cuidado de mí.’”
“El hombre de negocios bufó y el tema concluyó. Pero según avanzaba el día y quedó comprobado que tu abuelo tenía razón.”
Jose interrumpió: “Papá, relata la parte donde el bote comenzó a hundirse.”
“Espera, casi estoy ahí,” su papá rió.” El hombre de negocios hizo sus contactos y luego regresaron a casa, hacia las islas de San Juan. A seis o siete kilómetros de su casa el motor comenzó a toser y a chisporrotear. Tu abuelo bajó al cuarto de máquinas para arreglar el motor, dejando al otro hombre para pilotear el bote. Quizá el hombre no sabía lo que hacía, pero algo sucedió y fueron a dar con un trozo de madera. Se abrió un hoyo en el bote, y de inmediato el bote comenzó a llenarse de agua y a hundirse.”

VERSO CLAVE: No temas, Jesús esta cerca.
El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende. — Salmo 34:7

“¡Yo recuerdo esa parte, papá! Ellos tomaron los salvavidas y subieron a la casita del piloto,” interpeló Jose.
“Bueno, casi . . . realmente detrás de ella. Pero se estaban hundiendo rapido y de pronto una ola gigantesca arremetió y estuvieron a punto de caer al agua. El hombre estaba muy asustado y dio un grito. “¡No hay esperanza. La marea va hacia afuera y los vientos nos empujan hacia el mar!”
Pero tu abuelo tenía esperanza. Él tenía la promesa de la protección de Dios. Mientras las olas se lansaban sobre él, llegó a su memoria un verso de la Biblia “Cuando pases por las aguas no te anegarán.”
Esa promesa significaba mucho para tu abuelo. Ahí estaba él sin ninguna ayuda, era de noche. No había ninguna embarcación en los alrededores; no tenía radio para pedir socorro. ¡Tu abuelo ni siquiera sabía nadar! Nadie sabía de su peligro. Sólo Jesús, él sabía . . . , y él  ayudó.
“Las próximas olas destruyeron el bote. Tu abuelo y el hombre estaban agarrándose de la parte frontal de la cubierta, y tu abuelo comenzó a ayudar al hombre a amarrarse a la cubierta con una soga. Mientras tu abuelo daba gracias al Señor, ‘Gloria a Dios, tengo a Jesús,’ el hombre gritaba,“¡No estoy listo para morir¡”
“¡No estar listo para morir! ¡Que terrible! A la hora de la muerte, no había paz. En sus últimos momentos de vida su clamor fue, ‘si logro salir de aquí, Señor, viviré distinto.’ Pero dice tu abuelo que él se sentía contento cómo si estuviera en casa, porque él tenía la promesa de que el Señor lo protegería y lo llevaría a puerto seguro.
”¡Y lo hizo! Tu abuelo logró agarrar un pedazo del bote, y con una tabla remó por seis horas. Después de llegar a la costa, él trató de buscar ayuda. Él había visto una luz muy distante, pero estaba tan agotado que cuando se ponía en pie, se le acalambraban sus piernas y se caía. Finalmente encontró dos palos que le sirvieron como bastones. Dando tumbos caminó tres millas a una pequeña cabaña donde le dieron ropa seca, comida y una cama. ¡Dios lo puso a salvo!
Jose dio un suspiro de alivio como siempre lo hacia cuando oía esta historia. Él siempre se sentía alegre cuando podía visualizar al abuelo seguro y salvo en la cabaña.  Su padre prosiguió.
“Aquí hay una lección para ti José. Dios te protegerá también. Tal vez nunca tengas un naufragio, pero tal vez algún día tengas que enfrentar una situación así de seria. Dios no nos dijo que si éramos cristianos que nunca tendríamos problemas, pero Él prometió dar una salida a nuestros problemas, una vía de escape.
“Tal vez seras tentado a preguntar porqué Dios no evitó que sucediera algo. No puedo contestar eso. No debemos tratar de pensar por Dios. Sólo debemos confiar en Él; Él conoce el principio y el fin. Él conoce las dificultades que enfrentamos y promete una salida.
“La cosa importante que debes recordar José, es que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. Él te protegerá y tendrá cuidado de ti, si tú le sigues amando.”

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Él es Mi Escudo