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Una Mirada al Problema

Currículo
Respuesta para Estudiantes
118
TEXTO: Mateo 4:18-22; 11:28-30; 16:24-27

Los problemas del día ayudaron a Eric a echarle una mirada al problema.

ERIC CERRÓ DE UN GOLPE LA PUERTA del garaje detrás de él. Las palabras groseras que él acababa de gritarle a su hermano todavía sonaban en sus oídos. Él pateó la manguera que estaba al frente de su mesa de herramientas. ¿Qué podría ir mal ahora?
Había sido un día terrible. Él había tenido conflicto con todos desde que se levantó esta mañana. En primer lugar, su hermano pequeño, Luis, se había ido temprano, usando la camisa que él tenía planeado usar ese día. Cuando fue a quejarse con Mamá, ella no hizo nada para solucionar el problema.
Luego en la escuela, él intentó para que Marcos, un muchacho de su primer período de clases, le diera las respuestas para el examen de matemáticas que él no tomó la semana pasada. Eric sabía que eso no estaba bien, pero cuando Marcos se negó, ellos tuvieron una gran discusión. No veo por qué él no pudo ayudarme, Eric pensó enojadamente. Ese examen era muy importante, y además ¿qué diferencia le haría a Marcos?
Las cosas se pusieron de mal a peor. En la clase de educación física su entrenador le dijo que estaba cometiendo muchas faltas. Cuando Eric trató de explicarle que fue la culpa del otro muchacho, el entrenador lo acusó de ponerse insolente.
Para completar el día, cuando llegó a la casa, Luis le dio la noticia que había roto la manga de su camisa que había usado ese día. Esa fue la última gota. Eric ¡explotó! Luego se salió al garaje. Quizás se mantendría allí sólo y trabajaría en su carro hasta hora de cenar.

VERSO CLAVE: Jesús ilumina mi vida.
El que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida. — Juan 8:12

¿Qué me pasa? Se dijo a sí mismo. Parece que no puedo llevarme bien con nadie. Él miró fijamente con tristeza a la transmisión que había sacado de su carro el sábado pasado. Esta cosa tampoco estaba funcionando bien. Estaba tan desordenado tal como todo lo demás parecía estar. Eric recogió la llave inglesa que estaba delante de la caja de la transmisión. La tapa estaba casi lista para ser quitada, sólo dos tornillos más. Él los aflojó cuidadosamente y los quitó.
¡Mira eso! El primer cambio de velocidad en la transmisión estaba quebrado, y varios faltaban engranajes. Él frunció el ceño y volteó un poco la velocidad. Obviamente, nunca funcionará de esa manera. Él se limpió las manos en un trapo mientras la puerta al garaje se abría y su papá entró.
“Hola, Hijo, ¿cómo te va?” Él preguntó. “¿Ya encontraste cuál es el problema con esa transmisión?”
“Sí, me temo que sí.” Eric contestó en disgusto. “Y no creo que lo pueda arreglar.”
“Haber, déjame verlo. Hace mucho tiempo que desarmo la transmisión, pero quizás entre los dos la podamos arreglar.” Quitándose su chaqueta, se acercó hacia donde Eric estaba parado por la mesa de trabajo. Juntos inspeccionaron la parte.
“Bien, parece que tu velocidad principal está quebrada.” Él dijo después de un momento. “Si puede ser arreglada, todas las demás funcionarán también.”
Más tarde esa noche, Eric estaba acostado en la cama pensando en los problemas del día. De repente una figura de esa transmisión vino a su mente. Las palabras de su padre hacían echo en sus pensamientos: “Si esta velocidad puede ser arreglada, todas las demás funcionarán también.”
¿Podría ser que todos los problemas que él había tenido con todo el mundo a su alrededor fuera su culpa? Casi en contra de su voluntad, su mente empezó a hacer una comparación. Él estaba en desarmonía con todo el que le rodeaba, así como la primera velocidad no estaba en armonía con las otras velocidades a su alrededor. La velocidad de la transmisión no podía componerse por sí sola, y parecía que Eric tampoco se podía ayudar a sí mismo. Pero él sabía quién podía.
De repente, él quería esa ayuda. Él escondió su cabeza dentro de sus brazos y oró: “Jesús, por favor ayúdame. Nada en mi vida parece ir bien, y yo sé que es porque Te necesito.” Todas sus frustraciones y problemas reprimidos de los meses pasados parecían desaparecer. ¡Si su corazón estaba bien con Jesús, los demás problemas se arreglarían también!
La oración de Eric esa noche fue escuchada, y su vida fue totalmente cambiada. La forma en que había estado tratando a su hermano menor, la presión que había puesto sobre algunos de sus amigos, su actitud hostil hacia esos en autoridad. ¡Todo esto cambió! Eric se sintió diferente hacia esas personas, y su nueva actitud lo de mostró.
Eric determinó que Jesús sería primero en su vida, y de que él siempre haría el esfuerzo en tratar a las personas de la manera que él haría si Jesús estuviese parado justo a su lado.
Jesús hizo un cambio dramático en la vida de Eric. ¡Él puede cambiar tu vida también!

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Pescadores de Hombres