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Tener y Dar

Currículo
Respuesta para Estudiantes
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TEXTO: Malaquías 3:8-12; Mateo 25:35-40; Lucas 21:1-4

La administración del dinero era un problema para Gregorio y esperaba aprender el secreto de Manuel de tener y dar.

MANUEL Y GREGORIO caminaban juntos rumbo a casa después de las clases. ¡Hacía frío! “Vamos al McDonald’s a tomar un chocolate caliente,” sugirió Manuel.
“No puedo,” dijo Gregorio. “No me queda nada de mi mesada, y no recibo pago hasta la noche.” Él miró a Manuel un poco confundido. “¿Oye, cómo es posible que siempre tengas dinero?” ¡Sé que tú recibes lo mismo que yo y aun tienes que dar algo a tu iglesia!”
Manuel sonrió. “Tú no lo entiendes, Gregorio. No tengo que dar nada a mi iglesia, pero doy a Dios diez centavos de cada peso que recibo porque le pertenecen. A eso le llamamos diezmar.”
“No entiendo por qué piensas que le pertenecen a Dios.”
“Bueno,” dijo Manuel despacio: “Dios me da las fuerzas para trabajar, así que Él es quien me da lo que gano. Es correcto devolverle parte de lo que Él me da o le estaría robando. Cuando yo pago mi diezmo, Dios me bendice y siempre parece que mi dinero dura un poco más.”
Gregorio sacudió la cabeza. “No sé . . . tú debes de amar a Dios mucho para que le des tu dinero.”

VERSO CLAVE: Me hace sentir bien cuando les doy a los demás.
Más bienaventurado es dar que recibir. — Hechos 20:35

“Estás en lo cierto en eso Gregorio. Yo le amo mucho. Pero no siento que estoy regalando mi dinero, ese dinero le pertenece a Dios. Sólo le devuelvo lo que realmente es de Él.”
Diezmar es dar la décima parte de todo lo que ganamos a Dios. Dios comenzó este plan en el tiempo de Abraham. De hecho, Abraham fue la primera persona en diezmar. Él no sólo daba dinero, sino también él diezmaba de todo los bienes que ganaba. Regularmente las personas en los tiempos de la Biblia diezmaban de las primicias de sus cosechas, lo primero de su ganado y cosechas se daba al Señor. En Levítico 27:32, encontramos: “Y todo diezmo de vacas o de ovejas, . . . el diezmo será consagrado a Jehová.” Hoy el diezmo del pueblo de Dios ayuda en el mantenimiento y función de la iglesia.
Algunas personas piensan que sólo debemos diezmar cuando tenemos mucho dinero, pero esto no es así. Una historia verídica de una pareja nos cuenta que tenían problemas para pagar sus cuentas. Ellos dejaron de pagar sus diezmos porque pensaban que no tenían suficiente dinero. Cuando las cosas se pusieron peor antes que mejorar, entendieron que la causa era porque le robaban a Dios. Al recibir su siguiente pago de trabajo, pagaron primero sus diezmos. Su dinero se les terminó antes de cumplir con sus obligaciones, pero ese mes recibieron un sobre en el correo. ¿Qué supones que había allí? ¡Suficiente dinero para pagar sus deudas! Así que puedes ver, vale la pena pagar le a Dios lo que es de Él.
Las bendiciones que recibimos de Dios no se basan en la cantidad que damos. Los Evangelios de Marcos y Lucas nos hablan de hombres que entraban en el templo y ponían gran cantidades de dinero en la ofrenda. Pero estos sólo daban un poco de sus riquezas. Al verlos, Jesús también vio a una pobre viuda que vino y echó dos blancas (pequeñas monedas hechas de cobre de muy poco valor, menos de cuatro centavos) en la ofrenda. Esto no era mucho, comparado con la cantidad que echaban los ricos, pero era todo lo que ella tenía. Jesús más luego dijo a sus discípulos. “Esta viuda pobre echó más que todos” (Lucas 21:3). Tal vez otros no lo notaron, pero Dios sí.
Sin embargo, Dios está interesado en algo más que nuestro dinero. Él sabe que damos de otras maneras. Él no sólo quiere que demos diezmos y ofrendas, sino que también demos nuestro tiempo y talento. ¿Quién nos da la fuerza y la salud? ¿Quién nos da nuestras habilidades, nuestro poder mental, nuestros talentos? ¡El Señor, claro está! ¿No es justo devolverle esto también?
Piensa en esto por un momento, tienes las veinticuatro horas de cada día ¿Cuántas de esas horas deben ser para el Señor? Una parte, por supuesto. Pero tal vez te preguntes: “¿Cómo le doy su tiempo al Señor?” El tiempo que tú pasas orando, estudiando la Biblia, haciendo cosas para otros, asistiendo a la iglesia y a la Escuela Dominical, esta es la parte que le das a Dios. ¿Cómo lo balanceas con el tiempo que usas en otras áreas? ¿Le estás dando al Señor todo lo posible en este aspecto?
Debemos entender que no es sólo cuanto damos o qué damos, lo que el Señor toma en cuenta, sino también cómo damos. En 2 Corintios 9:7 dice: “Dios ama al dador alegre.” En la historia acerca de Manuel y Gregorio, Manuel dijo que él no tenía que dar, ¡Él quería dar! ¡Manuel era un dador alegre! En la historia de la viuda, lo que contaba no era la cantidad de la ofrenda, sino su deseo de dar. ¿Cómo te sientes en cuanto a lo que le das al Señor? ¿Estás dando libremente, con un corazón dispuesto? ¡Así es cómo disfrutas las bendiciones de Dios!

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Dándole a Dios