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La Historia de la Creación

Currículo
Respuesta para Estudiantes
1
TEXTO: Génesis 1:1-25

¿Cómo podía el Sr. Williams no creer? La perplejidad de Linda la llevó a leer nuevamente la historia de la creación de su Biblia.

LAS PREGUTAS CORRIERON por la mente de Linda mientras recogía sus libros para salir de salón de clases de ciencias. ¿Creería el Sr. Williams la teoría de la cual les había hablado esa mañana? ¿Creería él que realmente el mundo había sido una masa incandescente que se fue enfriando gradualmente? ¿Cómo podría creer que los animales habían evolucionado de una pequeña masa de materia en el agua. ¿De dónde vino esa pequeña materia? ¿Creería él honestamente que el hombre se desarrolló gradualmente de criaturas parecidas a un mono?
Todo el resto de la tarde, Linda no pudo quitar este asunto de su mente. Cuando regresó de la escuela, ella fue directamente a su habitación. Colocando su abrigo sobre una silla, se sentó en la cama y tomó su Biblia de la mesa de noche, la abrió al primer verso y leyó: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra.”
¡Eso estaba mejor! Parecía más fácil creer que Dios creó los cielos y la tierra, que creer que hubo una gran explosión en el espacio, y millones de años después, la masa resultante vino a ser lo que hoy llamamos la Tierra.

VERSO CLAVE: Dios hizo todas las cosas.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho.— Juan 1:3

En el segundo verso, algo más le hizo sentido. Mientras la tierra estaba desordenada y vacía y las tinieblas cubrían la faz del abismo, el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Así se había sentido ella el año pasado en el campamento juvenil. En su interior había oscuridad, y para ella no había forma en su vida. Al sentarse en la capilla, sintió el Espíritu de Dios moverse.  Esa noche había pedido a Jesús que cambiara su vida, ¡y Él lo hizo!  Ella se sintió como una persona nueva. Linda sabía que el Espíritu de Dios se movía, de modo que cuando la Biblia dice que el Espíritu de Dios se movía sobre las aguas, ¡eso tenía sentido para ella!
De todos modos, era emocionante saber que fue Dios quien dijo: “Sea la luz,” y fue la luz. Esto no fue sólo un accidente, una combinación de gases que se unieron de improviso, o lo que sea. Fue Dios quien ingenió todo el universo y lo llamó a la existencia.
Linda siguió leyendo. Dios hizo el firmamento, Él quería un cielo en Su plan, así que puso los cielos en su lugar el segundo día.
El tercer día, Dios hizo los océanos y la tierra seca. Dios hizo que creciera la hierba, la hierba que produjera semillas y los árboles frutales para que crecieran con su semilla dentro del fruto. Él planificó para que los árboles dieran sus semillas de modo que crecieran más árboles. De ningún modo pudo ser esto un accidente. Sólo Dios pudo crear las cosas con tal orden.
Linda leyó que Dios hizo las estrellas, la luna, y el sol en el cuarto día. Cuan grande es ver que Dios organizó esta creación para dar “señales para las estaciones, para los días y los años.” Era bueno saber que Dios hizo el sol para dar luz y calor a la tierra. Mientras Linda se recordaba haber tomado el sol en la playa, ella se alegraba de que Dios lo había creado para que ella lo disfrutara.
El quinto día Dios hizo los peces y las aves. Algunos peces fueron hechos para vivir cerca de la superficie del mar, y otros en las profundidades. Dios hizo los peces grandes, como el tiburón y el atún, para navegar en las aguas. Él hizo otros para estar en un solo lugar. Algunos eran para vivir en los lagos y ríos de agua dulce. Aun, otros como el salmón, podían vivir tanto en agua dulce como en aguas del mar. Había aves para vivir en las montañas y otras para vivir en la jungla, (selva). ¿Podría toda esta variedad de cosas hacerse así por así? ¡Oh no!
El sexto día, Dios hizo el ganado, las bestias y toda cosa que se arrastra. Dios los hizo para que se multiplicasen e hiciesen otros igual a su especie. Linda se rió entre sí al pensar que nunca había oído que una vaca diera a luz a un potro, o una gata diera a luz a un perro. Era justamente cómo decía la Biblia: “Seres vivientes según su género.” Las vacas, los caballos y los perritos no estaban cambiando constantemente ni evolucionando en diferentes clases de animales.
Al leer el verso veinticinco del primer capítulo de Génesis, ella sintió una gran seguridad en su mente. El verso dijo: “. . . y vio Dios que era bueno.” Así lo sintió ella también.
Todo acerca de la creación era bueno y ordenado. Era definitivamente no fue un accidente. Cuando Linda cerró la Biblia se dijo a sí misma: “¡Estoy tan alegre al creer que esto es así!”

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¡Fue Muy Bueno!