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¿De Quién es la Computadora?

Currículo
Respuesta para Estudiantes
144
TEXTO: Mateo 5:1-5; 8:5-10; Isaías 29:19; 57:15

¿Sabiendo quién en realidad había construido el proyecto, Beto se enfrentaba a la pregunta de quién es la computadora?

LUIS Y BETO se inclinaron sobre la mesa, esforzándose para ver los cables pequeños, chips, y muchas otras piezas que se encontraban esparcidas en la mesa de trabajo enfrente de ellos.
Beto: “necesitamos colocarle un conectador aquí, y luego necesitamos . . . ” La voz de Luis se apagó mientras se inclinaba para observar más de cerca.
“Pero Luis, pensé que tú dijiste que otras modificaciones harían el trabajo.” Dijo Beto con voz quejumbrosa.
“No, lo que en realidad necesitamos es otra parte. ¿Cargas dinero? Preguntó Luis.
“Sí. Vamos.” Respondió Beto.
Tomaron sus bicicletas y se dirigieron a la tienda de computadoras. Sobre la mesa de trabajo, dejaron “la idea convertida en realidad” de Luis, una computadora casi terminada, creada de partes desechadas. Él había convencido a Beto a que intentaran poner en práctica su idea y presentarla en la Exhibición de Ciencias.
Luis y Beto eran de diferentes familias económicamente. Mientras Beto tenía todo lo que necesitaba o deseaba; Luis luchaba por ayudar a su familia a conseguir dinero para pagar los gastos de la casa. Él trabajaba repartiendo periódicos por la mañana y pasaba un par de horas después de la escuela trabajando en una tienda de computadoras. Había aprendido mucho allí y estaba ansioso por poner en práctica algo de su conocimiento. Así que cuando Beto le comentó en una ocasión, sin mucho interés, que sería divertido intentar construir una computadora, le indicó con emoción que él podría ayudarle en el proyecto ya que él nunca podría haberlo comenzado por su propia cuenta.

VERSO CLAVE: “Jesús, ayúdame a ser humilde.”
Humillaos delante del Señor, y él os exaltará. — Santiago 4:10

Un momento después de que los muchachos habían regresado de la tienda de computadoras Luis dijo: “Bien, eso debe completarla. Con este cable en su lugar la conexión debe . . . ” La computadora cobró vida. Los dos gritaron de emoción, “¡Funciona!”
Los siguientes días estuvieron ocupados trabajando en los detalles y programando la computadora. El viernes por la tarde Beto logró que su papá trasladara la computadora a la escuela en su camioneta y le ayudó a instalarla, casi dos horas antes de que comenzara la evaluación. La conectaron . . . pero cuando Beto oprimió el botón, ¡no sucedió nada!
Las manos de Beto estaban sudando de nervios. Su estómago comenzó a revolverse. Él movió ésta y aquella conexión. Conectó aquí y ya. Se quedó mirando los cables fijamente. ¿Qué debía hacer? La única cosa que él podía hacer era localizar a Luis, pero Luis no salía del trabajo hasta las seis de la tarde. Y la competencia ¡comenzaba a las siete!
El papá de Beto había permanecido como espectador con una expresión confusa en su cara. Al final le dijo: “Beto . . . tú construiste esta computadora. ¡Seguramente la puedes arreglar!”
Hubo un momento de silencio. Luego Beto miró a su padre. “Papá, la verdad es que yo no la construí. En realidad fue Luis quien la construyó. Yo compré las partes e hice lo poco que podía, pero fue Luis quien me dijo lo que debía hacer.” Beto se detuvo, y luego añadió en tono muy bajo: “En realidad ésta no es mi computadora. Luis es su creador. Su nombre debería estar en esta aplicación de participación.
“¿Tú crees que Luis pueda arreglar el problema?” Preguntó su padre.
Oh, por supuesto, de seguro no le tomará un minuto.” Beto se quedó mirando la aplicación que estaba a un lado de la computadora sobre la mesa. Lentamente tomó el lapicero de su bolsillo e hizo un cambio en una de las líneas. “Nombre del participante: Luis Montés,” era lo que ahora se leía en la primera línea.
Su papá le sonrió y colocó su mano en el hombro de Beto. “Estoy orgulloso de ti, Hijo. Ahora pienso que tú y yo haríamos bien en dirigirnos a la tienda de computación y ver si podemos traer a Luis aquí para que le eche un vistazo a esto.”
Un tiempo más tarde, Beto observó cómo las manos expertas de Luis arreglaban una conexión suelta. ¡Qué tipo! Él pensó. Él ha invertido muchas horas trabajando en esta competencia, y no esperaba ningún crédito por ello. Él siempre lo consideró como mi proyecto. Pero en realidad ¡todo el proyecto es obra de él! Que bueno que me di cuenta a tiempo.
El reloj leía 6:55. La computadora comenzó a zumbar en un instante.
A las 9:15. Los jueces estaban anunciando: “Otorgamos el primer lugar a Luis Montés por su computadora.”
A las 9:17. Luis se paró en la plataforma con los jueces, la sorpresa al escuchar el anuncio de su nombre aun se reflejaba en su rostro. “Quiero agradecerles por haber elegido este proyecto como el ganador,” fueron sus primeras palabras, “Pero en realidad el proyecto le pertenece a Beto Becerra. Él . . . ”
El aplauso estruendoso del público no dejó escuchar lo demás.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: ¿Eres Humilde?