FOREIGN LANGUAGES

Misioneras en su Pueblo

Currículo
Respuesta para Estudiantes
81
TEXTO: Mateo 25:31-40; Santiago 2:15-18

Brenda y Yolanda encontraron formas en que ellas podían ser misioneras en su pueblo.

BRENDA MIRÓ a su amiga Yolanda quien estaba sentada con sus piernas cruzadas en el piso de la habitación. “No sé, Yolanda. Realmente tengo la intención de que mis pies vayan dónde Dios quiera que yo vaya. Pero no me explicó cómo podemos ser verdaderas misioneras aquí en nuestro pequeño pueblo. Yo quise decir que yo quería ir a las tierras extranjeras para trabajar para Dios.”
Un programa de la obra misionera en África había sido la presentación en la iglesia de las chicas, y el recuerdo de aquellos rostros ansiosos había causado una impresión profunda en las dos chicas. Ahora ellas se encontraban sentadas en la habitación de Brenda y discutían de lo que habían visto y oído.
“Brenda, no tienes que ir al África. No tienes que ir tan lejos al fin y al acabo. Tus pies pueden llevarte por todo nuestro pueblo. Allí hay muchas cosas que podemos hacer para el Señor.”
Brenda todavía parecía dudosa. “Pero Jesús dijo en la Biblia que nosotros debemos ir por todo el mundo y predicar el Evangelio. Nuestro pueblo no puede ser lo que Él quiso decir.”
“¿Por qué no? Alguien tiene que hablarle a las personas de aquí acerca de Jesús. Mira a la Sra. Barrios enfrente de tu casa. Ella nunca va a la iglesia. A veces me pregunto sabrá ella acerca de Dios. Luego está el Sr. Gutiérrez, nuestro maestro de Estudios Sociales. Él dijo que tiene varias dudas acerca de la efectividad de una experiencia religiosa. ¿No dice en alguna parte en el libro de Santiago que nuestra fe se mostrará a través de nuestras obras? ¡Debemos de hacer lo mejor para esparcir las Buenas Noticias dondequiera que estemos!”

VERSO CLAVE: Usaré mis pies para Jesús.
Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae alegres nuevas. — Isaías 52:7

La siguiente semana en la escuela, Brenda se acercó a Yolanda mientras ella abría su armario de la escuela (locker) para sacar su almuerzo. “Guárdame un asiento en el salón de comer. ¡Tengo algo que contarte.” Pocos minutos después, entre mordidas de un sándwich de atún, Brenda soltó su noticia. “Yolanda, tuviste razón. Nuestros pies no tienen que llevarnos a un lugar lejano para poder trabajar para Dios. He decido buscar oportunidades cerca de mi casa, y tengo dos de que hablarte.”
“Al siguiente día después que hablamos, decidí visitar a Ana Gómez—tú la conoces, ella vino a la Escuela Dominical una o dos veces. Pero no la he visto desde hace un par de meses. Nosotras platicamos un rato y ella estaba muy contenta de verme. Después de un momento mencioné que nosotras la habíamos extrañado en la Escuela Dominical, ¿y sabes qué descubrí? Su mamá consiguió un trabajo de medio tiempo los fines de semana, así que Ana tiene que cuidar a su hermanita los domingos por la mañana. Ella ha tenido que caminar a la iglesia las veces que ha venido, pero es muy lejos para la hermanita. Le dije que si ese era el problema nosotros estaríamos dispuestas a recogerlas y llevarlas a la iglesia. ¡Nosotras manejamos, y está en nuestro camino de modo que el próximo domingo ella vendrá!”
Yolanda sonrió. “¿Puede ser esta la Brenda que había pensando que tenía que ir a la India o a la China? Ana sólo vive a unas cuadras de aquí así, que tú no tuviste que viajar muy lejos, ¿verdad?”
Brenda devolvió la sonrisa. “Eso no es todo. El hermano Jaime me llamó anoche después de la cena y me invitó a ir con un grupo de jóvenes al hospital de ancianos Wygate en la calle 42. Vamos a cantarles a las personas allí el domingo por la tarde. Él me pidió que te preguntara si te gustaría ir también. Creo que él llamó a tu casa, pero nadie contestó.”
Los ojos de Yolanda se avivaron. “Oh, de veras que me gustaría ir. Nunca he ido.”
“Yo sí fui una vez, y fue realmente bueno. “Las personas allí disfrutaron de los cantos y de nuestra compañía.”
Yolanda tragó su último pedazo de galleta y puso su servilleta sobre la bandeja. “¿A qué hora nos vamos?” ¿Quién nos va a llevar?
Brenda se rió. “Aquí hay una oportunidad para usar nuestros pies. Salimos de la iglesia a las dos y caminamos. Son solamente 16 cuadras de allí al hospital.”
“¡Pero eso es muy lejos! ¿Por qué no esperan hasta un domingo cuando alguien esté libre para manejar una camioneta?”
“¡Oh, Yolanda, la caminada nos hará bien! Vamos . . . ¿tú me estabas hablando acerca de usar nuestros pies para el Señor?”
“Yo iré dijo,” Yolanda poniéndose de pie. ¡Pero por ahora creo que nuestros pies deberán mejor llevar-nos a al clase de mecanografía, o sino la Sra. Pérez pondrá en nuestra calificación que llegamos tarde!”

ACTIVIDAD DE LECCIÓN: Búsqueda de Huellas