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Adiós, Mi Hijo

Currículo
Primarios y Párvulos para Estudiantes
9

LECTURA BÍBLICA: Lucas 2:40-51, Juan 2:1-5

VERSÍCULO PARA MEMORIZAR: Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere. — Juan 2:5

“¿Por cuánto tiempo Te irás, Hijo?”, preguntó María, mientras caminaba con Jesús por la orilla del polvoriento camino cerca de su hogar.
“Por algún tiempo, Madre”. Jesús la abrazó suavemente. “Pero regresaré a verte en cuanto pueda”.
“Haz lo que debas hacer. Mis oraciones estarán contigo, y Dios Te cuidará”. Ella tocó Su mejilla amorosamente y miraba como Jesús se iba alejando de su vista. Luego ella dio vuelta y regresó a la casa.
“Oh, es difícil verle ir”, ella pensaba mientras recogía los platos de la mesa donde habían comido. “Desearía saber si cada madre se siente de esta manera. Parece que fue ayer cuando el ángel me apareció y me dijo que había sido escogida para ser la madre del Hijo de Dios. Nunca olvidaré qué sentimiento de asombro se entró a mi corazón. Pero no hubo otro pensamiento en mí, sólo el hacer lo que mi Dios quería que hiciera”.
María se paró contemplando desde la ventana mientras su mente recorría eventos del pasado. Recordaba la noche que Jesús nació. Qué agradecida estaba de que Dios había provisto un establo tranquilo justo cuando ella y José habían comenzado a pensar que no había otro lugar donde ir. Y qué emocionante había sido cargar ese Bebé precioso en sus brazos por primera vez.
Pensó acerca de cómo Dios con cuidado protegió a su Hijo cuando Su vida estaba en peligro por el malvado Rey Herodes. La familia había tenido que esconderse en Egipto. Pero en sólo unos cuantos años pudieron mudarse a Nazaret, su pueblo natal.
En Nazaret podían vivir como vivían las demás familias. José trabajaba como carpintero. María hacía las cosas que tenía que hacer en la casa y cuidaba del niño Jesús. Por ahora Jesús ya no era un niño pequeño sino un jovencito. Qué maravilloso había sido verle crecer y aprender cosas nuevas cada día.
Había sido un Niño amoroso. María estaba agradecida de que Dios le haya ayudado con la responsabilidad de enseñarle. ¡Qué rápido y voluntariamente había aprendido! Ella había sido tan bendecida al tenerle en casa. Y ahora había llegado el momento de hacer la obra que Dios, Su Padre en el Cielo, le había enviado a hacer. Ella sabía que Dios tenía un plan especial para Jesús, y le había alentado en todas las formas que podía.
María se dirigió hacia la puerta y miró hacia el Cielo. “El ángel me dijo que mi Hijo sería grande y ¡yo lo creo! Oh, Dios sé que estarás con Él y le guiarás donde quiera que vaya”.

EL RINCÓN DE LOS PADRES

En su tiempo de reunirse como familia, haga un pequeño juego el cual les recordará a sus niños las cosas que las madres hacen.
Siéntense en un círculo. El primer jugador menciona una de las cosas que su madre hace por él, tal como “cocinar la comida”. El próximo jugador repite la primera respuesta y añade uno. El tercer jugador debe decir las dos anteriores y agregar otro más. El juego continúa hasta que los jugadores tengan que terminarlo porque no recuerden el orden o no sepan qué más agregar.
Una variación de este juego es nombrar cosas que podemos hacer para honrar a nuestras madres, tal como obedecer, amarle, respetarle y ayudarle.

ACTIVIDAD DE LECCIÓN

DEVOCIONES FAMILIARES

Versículos para ayudar a su hijo a comprender esta lección Bíblica. DOMINGO: Juan 2:5 | LUNES: Lucas 2:19 | MARTES: Lucas 2:33 | MIÉRCOLES: Lucas 2:39 | JUEVES: Lucas 2:51 | VIERNES: Lucas 2:52 | SÁBADO: Proverbios 31:10